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jueves, 31 de agosto de 2023

IRON MAIDEN - Senjutsu(2021)

¡NO PUEDE SER MÁS MONÓTONO NI DESANGELADO!

Para colmo el dibujito es paupérrimo

E declararon Bruce e Adrian respectivamente; "a los incondicionales les sorprenderá y ritmos tribales muy buenos aparecerán". En eso dispúseme a escucharlo con suma paciencia e sorprendíme, pero ¡siendo víctima de gran embeleco!, porque sonó Senjutsu y parecióme plomiza e insufrible —lo de Bruce en 3:36 y 5:36 no es de recibo—, y no capté más que un ápice ritmo tribal de lo que Adrianito promulgara sugestionado a los cuatro vientos. De inmediato pasé a los dos singles olvidables, y recordé el chiste que me ocurriera a la mañana del día siguiente de la publicación de Stratego en que la radiaron nada menos que en la emisora RNE1 e hizome dudar de cual de las dos era, hasta que me obstiné, errado, en pensar que era el primer single, conque dije bajo mi coleto: —si las he confundido, esto no es buen augurio—, y no desacerté, porque después de más de veinte pacientísimas escuchas no recordaba ninguna o las confundía entre sí.

En eso seguí escuchándolo, y topéme con la cargante Lost in a lost world de la cual solo destaqué los coros iniciales del eterno intro, ya que el salto abrupto al galope refritado que no pegaba ni con cola, retorcióme los tímpanos tanto como el acompañamiento guitarril a la línea vocal y la redundante parte instrumental —¡grande bostezo!—. La Days of future past parescía dar por fin paso al ritmo dinámico por su corta duración, sin embargo, ¡PIIIIIII! ¡ERROR!, esta copla que de tan corriente, es olvidable, siendo la más directa, dejóme impertérrito de lo tan magreado de sus hechuras, salvo los apretones de posaderas de Bruce para agonizar en el empuje del estribillo, que había de bajar raudo el volumen por lo estridente de su emisión — ¡cuán desagradable! —... A continuación llegó el turno del autoplagio más flagrante en The time machine que no hizo sino ruborizarme con puro ardor, en tanto que de The darkest hour salvé su solo por los pelos, pues en el resto no hallé nada de la emoción que a supuestas querían transmitir.

Llegado a este punto, faltabame por experimentar el momento más temido del todo, la trilogía turrón duro, para el cual hube de santiguarme a poder soportar la autocomplaciencia del amijo Harris, mas no sirvió de mucho, porque el inicio repetitivo, turrero y extendido de Death of the celts aburrióme tanto como la línea vocal simplista y la sección instrumental, asimismo, esta copla no era la más mediocre de la triada, porque me acechaba la más turresca de todas, la paliza The parchement, cuyo grueso era como bola de cemento que inmóvil se presentaba, pues consistía en darse vueltas sobre sí misma como abeja rondando flor. Esto hizoseme especialmente redundante, pesado y soporífero, ¡insufrible! ¡Mediocridad en estado puro! — como osen tocarla en directo muchos caerán en brazos de Morfeo—. Si desde los principios mi capacidad de sufrimiento estaba bajo mínimos, llegado a este tramo, todo vinoseme abajo, porque soportar semejante mazacote era cosa de Dioses. La postrimera canción tampoco me transmitió gran cosa, ya que en Hell on hearth Harris aparecía una vez más recreándose en sí mesmo, creyendo, erróneamente, que está capacitado de desplegar canciones mediante repetición de riffs sin torturar al oyente..., ¡torpe e engreído, leñe!

En lo tocante a la execución, de un lado, Bruce volvió a emperrarse en intentar llegar a notas altas de forma que parecía capón que del esfuerzo expelía hasta el mondongo, que de sonar tan forzado y jadeante los tímpanos me estallaba, en eso recordé las declaraciones donde confesaba xactancioso y desvergonzado, que nunca baja tonos en los directos, a lo que dije a mi coleto: —pero no de cualquier forma es correcto, Brusito, lo tuyo es xadear mientras te mueves y no entonar desde el holoceno—.  Del otro lado a Nicko lo percibí tañer sin chispa ni nervio, repitiendo los mesmos patrones desde ha mucho pese escuchalle en ocasiones omnipresente a alto volumen —esto nada tiene que ver con la potencia del azote—. En eso recordé las veces que lo vi en directo, y de como un buen amigo preguntóme en un concierto de porque me reía, y de cómo dijele que Nicko para tocar en un grupo heavy en que a supuestas la fuerza es intrínseca a la disciplina, aparecía en pantalla sonriente dando antuviadas con la fuerza de un anémico en lugar de la de un sañoso, conque mi colega dándome una palmada en el hombro, dijome: —Tronco, lo cierto es que no es Clive Burr, que ostentaba dinamismo y precisión, recuerda que no es completo, que ignora utilizar el doble bombo, por mucho que sus fanáticos enfermizos traten de excusarle diciendo que a él no le es menester y que no es mejor el más completo... —. El resto dejóme indiferente por mucho que chispearan sus dieciocho cuerdas.

En llegando al término del análisis dije para mi coleto: "¿cómo es posible que lleven utilizando la mesma fórmula desde ha mucho y conforme pasa el tiempo suenen peor, cuando de utilizar el mismo patrón habrían de haber adquirido perfección tal que por inercia confeccionar consecutivas obras de arte en lugar de olvidables echadizos deberían? ", ¡pesia tal!

Lo peor de todo es que su actitud se atisba despreocupada, por lo que el resultado final es una birria, pues nada impresiona, y lo que es aún peor, no transmite sino completa desidia, lo que es cosa imperdonable, que es fundamento elemental en el arte. Y es que no percibo más que colección de refritos, melodías simples, intros interminables para dar opción al cambio de disfraz de Bruce entre acto, procedimientos repetitivos, autoplagios, cambios abruptos en lugar de transiciones naturales, producción deslucida que altera el volumen de la batería que no es sino punible para lo que hemos de esperar de una banda de tal envergadura, un sonido de teclado de orquesta pueblerina y ejecución bisoña del propio Harris que ni tan siquiera se dignó en contratar a un profesional que elegantizara de buena forma el producto.

Lo dicho, una auténtica chapuza que como cabía esperar sus lameculos de turno, esto es, todos los críticuchos que han cedido a sospechosos favores para alabar todo lo publicado como semejante buñuelo, la han elevado a la altura de sus obras más destacadas que tampoco son las joyas que predican a boca llena. Esto es cosa que ocurrirá siempre con aquesta banda de medio pelo que se repite más que el ajo, y cuyos músicos son peores que aprendices, que a estas alturas siguen sonando desprolijos e imprecisos, ¡bazura!

Conste no soy de los descontentadizos pedidores de una obra a pedir de boca que sigue instalado en una estilo determinado, ni tampoco me dejo dominar por la melancolía, pues soy consciente de las limitaciones físicas de TODOS los músicos que han dejado de ser mozos salvajes sometidos a giras extenuantes que por lógica han desgastado sus facultades adecuándolas a su nueva música —aún hay gentes obstinadas en no querer verlo ni comprenderlo...—, y que solo espero lo entregado sea de disfrutar, expresivo y esté cuidado con mimo denotando el cariño con el cual lo han compuesto, sin embargo, esta cosa chabacana, no ha conseguido reunir ninguno de estos infalibles requisitos.

¡Menuda santa mierda! Below Iron Maiden!!!


Nota: Un cero más grande que el universo.